—Háganle caso a la T.V.
Llueve, siempre llueve.
En sus días libres a la gente (en la cual me incluyo) le gusta salir y disfrutar del aire fresco, de la naturaleza, ver el sol, tocar el pasto, esas cosas que suceden parecería ser, solamente en las películas, pero cuando es enero en Dublín esa fantasía resulta imposible.
Porque llueve, siempre llueve.
La única solución, el único resguardo es sentarse o acostarse enfrente de una pantalla, de un servicio de streaming o de un canal de aire, la elección es de cada uno.
Si ustedes son como yo (y quizás en algún lugar de mi mente espero que lo sean) una vez que algo les gusta, se vuelve de alguna manera una obsesión.
Siempre hay más por conocer, siempre hay más por aprender.
Este ultimo tiempo estoy viendo un programa en una plataforma que habla de cocinar y de cocineros, en él un muchacho, le diremos muchacho por ahora se pasa horas pregonando sobre un producto fantástico llamado Ramen.
¿Qué es el ramen? ¿No son los fideos que vienen en el paquete?
Un par de horas después -que honestamente parecen minutos – emerjo de la cama lleno de conocimiento, se todo lo que hay que saber sobre este producto mágico aunque nunca lo probé.