—Un año más, un año menos

Pasa el veinte de diciembre, y al igual que (asumo) la mayoría de la gente a mi alrededor llega la hora de hacer balances, esos balances necesarios de fin de año que en la vorágine del día a día es difícil encontrar el tiempo para hacer.

Aca les dejo mi mejor intento.

Alguien hace poco me preguntó: ¿En una década que te vas a acordar de este año que pasó?

Después de unos pocos segundos de considerarlo, pero de un centenar de imágenes paseándose por mi cabeza, mi respuesta fue: “indudablemente, la apertura de bushi noodle bar”

Ya no es cualquier año más o cualquier año menos. 

Por lo menos no para mi.

Ahora bien, un restaurante en su esencia es un espacio preparado para poder hacer y servir comida. 

Lo que le da vida, lo que lo hace especial es la gente que lo habita.

Por eso, en una década no creo que me acuerde de las puertas, las plantas, las sillas, las sartenes, los platos o las copas.

Me voy a acordar de la gente que eligió transitar este humilde espacio que junto a mi socio (el mejor compañero que uno podría elegir) decidimos abrir.

De los clientes, que tenemos la suerte que nos elijan, de los que vuelven constantemente, de los que ya entran como si fuera su casa saludando con abrazo y nombre propio.

Del equipo de comunicación, el que tiene la difícil tarea de decodificar lo que sucede dentro de mi cabeza y hacerlo entendible para ustedes.

De todos los que se esfuerzan día a día en esa esquina de castillo y bonpland para dar el mejor servicio posible. En la cocina o en el salón. A la mañana o a la noche. Los que se fueron y los que siguen.

Esta, creo que es mi manera rebuscada de decir “gracias” a todos los que aportaron su granito de arena a lo largo de este año, que definitivamente no fue cualquier año.

Como dijo alguna vez un escritor lánguido de canas enruladas, del cual me declaro abiertamente fanboy:

“Cuando las personas cocinan para vos te están diciendo algo. Te están contando sobre ellos. De dónde vienen, quienes son, que los hace felices.”

Una idea que se repite constantemente dentro de nuestro espacio, poder comunicar lo felices que nos hace lo que hacemos.

Nos vamos a tomar unos días para descansar en este cierre del año, para volver con ideas frescas y energías renovadas.

Para cerrar esta pequeña carta voy a elegir las mismas palabras que cierran todas las noches la reunión previa a abrir las puertas.

“Disfrutenlo, diviertanse, nos vemos más tarde”.